El viejo mito de los gatos enterrados debajo del arco del cilindro que da a la popular local, se reaviva en este difícil momento del campeonato, con una perlita de uno de los personajes más cabuleros del ambiente del fútbol argentino, su actual técnico, Alfio Basile.
La historia cuenta que a finales de la década del ’70, hinchas de Independiente invadieron la cancha de su eterno rival y le hicieron una maldición: enterraron siete gatos detrás del arco de la popular local. Y, dicen, a partir de allí comenzó la racha negra de la Academia.
Por todos los medios, buscaron deshacer la maldición. Alfio Basile en su época mandó a desenterrarlos, aunque no encontraron nada. Y años después, ya en la década del ’90, encontraron huesos de un gato, según cuenta el diario deportivo Olé. También se hizo una misa en 1998 para acabar con la mufa en Racing.
Pero este mito se alimentó a través de la historia con hechos desgraciables que le sucedieron a Racing. Por ejemplo, en aquel arco que dicen está enterrado el gualicho, se produjo la represión de la Policía contra la hinchada después de que el equipo perdiera la categoría en el 83. También, sufrió el gol de Carlos Bossio sobre la hora y de cabeza jugando para Estudiantes.
Otra mala del arco embrujado: bajo esos tres palos se definió los octavos de final de la Copa Libertadores 2003, la última que disputó el club. En los penales, Luis Rueda erró dos veces ante el América de Cali. Y luego, el arquero colombiano Robinson Zapata le dio la clasificación. Primero atajó Campagnuolo, pero el árbitro lo hizo patear de nuevo…
Por Franco Fernández.
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